Espondilitis anquilosante
Espondilitis anquilosante

¿Qué es la espondilitis anquilosante?

La espondilitis anquilosante es una forma de artritis que afecta la columna vertebral y es una enfermedad crónica. El término se deriva de dos palabras griegas que significan “inflamación de la columna doblada”. Causa inflamación dolorosa de las articulaciones entre las vértebras en la columna vertebral y entre la columna vertebral y la pelvis. En casos avanzados, puede provocar que las vértebras se fusionen, limitando aún más el movimiento y dando como resultado una postura encorvada. Ocasionalmente puede afectar otras articulaciones u órganos en el cuerpo también.

La espondilitis anquilosante afecta a los hombres más que a las mujeres y generalmente se diagnostica durante la adolescencia, los veinte o los treinta. Las personas con un gen llamado HLA-B27 tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar la afección. Sin embargo, nacer con este gen no conduce necesariamente a la espondilitis anquilosante y los científicos están investigando otros desencadenantes sospechosos.

Espondilitis anquilosante síntomas

Los primeros síntomas de la espondilitis anquilosante incluyen dolor y rigidez en la parte inferior de la espalda y las caderas que pueden comenzar a fines de la adolescencia o al principio de la edad adulta. Este dolor y rigidez pueden fluctuar con el tiempo y extenderse a otras partes del cuerpo. En aproximadamente el 40% de aquellos con espondilitis anquilosante, los ojos se ven afectados por una inflamación llamada uveítis que puede causar dolor en los ojos, sensibilidad a la luz y visión borrosa. Otras complicaciones pueden incluir disfunción cardíaca y enfermedad pulmonar.

Se cree que la espondilitis anquilosante es una enfermedad autoinmune. Un desencadenante, como una infección, puede hacer que el cuerpo reaccione de forma anormal y provoque inflamación. Con el tiempo, la inflamación de los ligamentos alrededor del hueso puede conducir a un crecimiento óseo nuevo, lo que puede provocar que las vértebras separadas se fusionen (lo que se denomina anquilosis). Esto puede conducir a la falta de movilidad a largo plazo, así como a la rigidez de la caja torácica, lo que causa una expansión restringida del tórax, una capacidad pulmonar reducida y dificultad para respirar.

Pruebas

El diagnóstico de la espondilitis anquilosante generalmente se basa en los signos y síntomas, pero también se pueden usar exámenes de laboratorio y pruebas de imágenes, que incluyen:

Proteína C reactiva (CRP): para detectar la presencia de inflamación
Tasa de sedimentación globular (VSG): otra prueba de inflamación
Conteo sanguíneo completo (CSC): para detectar anemia, una complicación de la inflamación crónica asociada con la espondilitis anquilosante y aumento del número de glóbulos blancos como marcador de inflamación
HLA-B27: para determinar si alguien tiene este antígeno leucocitario humano en sus células, lo que aumenta significativamente el riesgo de desarrollar espondilitis anquilosante
Radiografías u otras pruebas de imágenes: para detectar cambios en las articulaciones y los huesos, aunque pueden pasar varios años antes de que los cambios degenerativos característicos sean visibles

El diagnóstico precoz permite intervenciones que pueden ayudar a prevenir o retrasar las complicaciones de la afección.

Tratamiento

Aunque no existe una cura para la espondilitis anquilosante, el ejercicio y la fisioterapia pueden ayudar a prevenir la rigidez de las articulaciones y ciertos medicamentos pueden aliviar el dolor y la inflamación. Estos incluyen medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como ibuprofeno, naproxeno e indometacina. Otros tratamientos incluyen medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD) como metotrexato o sulfasalazina, y corticosteroides como la prednisona. Los medicamentos más nuevos incluyen adalimumab, etanercept, infliximab y golimumab, que son bloqueadores del factor de necrosis tumoral (TNF). Todos estos medicamentos, sin embargo, están asociados con efectos secundarios y las opciones de tratamiento deben revisarse cuidadosamente con su proveedor de atención médica.